Por
supuesto que no se puede seguir con el camino del modelo neoliberal,
porque aunque es cierto que existe un crecimiento económico las
consecuencias ambientales son más que evidentes y preocupantes para
las generaciones futuras. Es por eso que debemos ser capaces como
sistema social de encontrar nuevos modelos de desarrollo o modelos
alternativos de desarrollo.
Sobre
la viabilidad de un modelo de sostenibilidad fuerte analizado por Saz
(2008), el cual considera que el capital natural (KN)
y el capital creado por el hombre (KM)
son complementarios y no sustitutivos, y que por tanto el capital
natural debe conservarse y no sustituirse. Puesto que es el mismo
capital natural quien juega un papel importantísimo para el
medioambiente y la vida, es decir , el capital natural crítico
(CNC). Consideró que dicho modelo es mucho más factible y sano en
términos ecológicos en comparación con el modelo de
sostenibilidad débil (Solow, 1986; Pearce y Atkinsons, 1993), el
cual centra su atención (contrario al modelo de sostenibilidad
fuerte) en la producción a futuro sin tomarle tanta relevancia al
papel fundamental de los recursos naturales, con esto la producción
se mantendría de manera indefinida a través de la sustitución del
capital natural por capital creado por el hombre. Este modelo supone
que la “innovación tecnológica” se encargaría de compensar las
pérdidas del capital natural mientras sea sustituido por capital
creado por el hombre. Y ese es justamente el principal argumento en
contra de este modelo, esa “visión antropocéntrica del mundo con
una elevada carga de optimismo dado que si hoy día no existe una
perfecta sustitución entre ambos tipos de capital esto no plantea
ningún problema técnico irresoluble” (Saz, 2008). Es por eso que
pensar en modelo de desarrollo débil resulta increíblemente riesgoso
para el medio ambiente y para todos los que habitamos o habitarán
éste planeta.
Para
que una sociedad pudiera transitar por un modelo de no desarrollo o
de decrecimiento duradero (Latouche, 1994),
haría falta que: se cambien las relaciones de producción
capitalista, se disminuya la desigualdad social y una mejor
distribución de la riqueza. También sería
necesario que actuáramos sobre la demanda de los productos en
lugar de incidir sobre la oferta como lo propone Urteaga en: Las
teorías alternativas del desarrollo sostenible (2011).
Tal
como Harribey sostenía: “Se trata de
reinventar un imaginario en materia de cambio social” (Harribey,
1994). A este paso no podemos seguir con un modelo de desarrollo que
se base en la producción de energéticos no renovables tales como el
petróleo. Es por eso que se necesitaría mayor búsqueda y
producción de fuentes de energía renovable, llámese, eólica,
solar. Es necesario seguir un modelo alternativo de desarrollo más
justo socialmente y con énfasis en el cuidado del medio ambiente.
Para
Guimaraes nuestras sociedades actuales inmersas en un mundo cada vez
más globalizado (o por lo menos la difusión de la ideología
neoconservadora que sostiene la modernidad hegemónica), desde una
perspectiva socio-ambiental solo cuentan con dos opciones. “O
bien se integran, en forma subordinada y dependiente, al
mercado-mundo, o no les quedará otra que la ilusión de la autonomía
pero con la realidad del atraso” (Guimaraes, 2002). Es decir, en el
viejo modelo de desarrollo neoliberal dictado por la sociedad de
consumo, donde lo primordial es el crecimiento económico y la
producción, no se puede vivir de forma independiente al
mercado-mundo sin caer en el retraso tecnológico Por otro lado se
hace evidente la imposibilidad de continuar con un “modelo de
crecimiento económico ascendente e ilimitado” tomando en cuenta
que cada vez se agotan más de los recursos naturales como fuentes no
renovables de energía, y la flora y la fauna al mismo tiempo que se
debilitan procesos para la estabilidad de los ecosistemas (Guimaraes,
2002).
Sobre
la ética de la sustentabilidad Guimares reflexiona sobre los
fundamentos que cimientan el paradigma de lo sustentable en el cual
cuestiona claramente al economicismo, del cual considera se ha vuelto
una ciencia prepondera aquello que posea un valor monetario, “la
economía necesita, al respecto, rescatar su identidad y sus
propósitos iniciales. la economía ha dejado de estudiar los medios
para el bienestar humano, convirtiéndose en un fin en sí mismo”
(Guimaraes, 2002).
Desde
el punto de vista de Guimaraes no serviría de nada intentar refundar
una sociedad nueva, desde la perspectiva de la ética de la
sustentabilidad, en una sociedad que no esté interesada en la
generación de critica y preocupada más por la expansión de
mercados impulsado por el desarrollo tecnológico y del crecimiento
ilimitado, es decir individuos cada vez más alienados, a los que
considera “robots que buscan sin cesar la satisfacción de
necesidades cada vez menos relacionadas con las necesidades de
supervivencia y de crecimiento espiritual” (Guimaraes, 2002).
Bibliografía pendiente