miércoles, 8 de mayo de 2013



Desarrollo Sustentable, conceptos y visiones
 J. Antonio Meléndrez Cárdenas



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Introducción

El presente ensayo tiene como objetivo analizar desde varias perspectivas y visiones sobre la maduración del concepto de Desarrollo Sustentable (DS). Así mismo de señalar algunos de los modelos y estilos de Desarrollo, tales como el estilo ascendente, la sostenibilidad débil y fuerte (Saz, 2008), y la ética de sustentabilidad (Guimarães, 2002). Por otra parte se cuestiona sobre si es viable continuar con el modelo de desarrollo neoliberal. Así también sobre si es posible transitar por un modelo alternativo desarrollo en el contexto social mexicano actual.


Breve precisión conceptual

El DS nace de la necesidad humana por abordar los desafíos de pobreza, la insostenibilidad del medio ambiente y el crecimiento económico. Generado en inicio por el desarrollo de la “Modernidad” en la etapa entre 1940's y 60´s, dónde se creó un gran déficit y gasto social excesivo, esto a su vez incrementaría la deuda externa a nivel mundial. Posteriormente en los 70´s, con la política de “Necesidades Básicas”, donde el Estado funge como proveedor de servicios sociales, al impulsar la inversión pública, construcción de viviendas, generación de empleos y desarrollo social en general. Para los 80´s con la implementación de la política global del llamado “Ajuste Estructural”, donde se comenzó a invertir en recursos humanos a largo plazo, pero hubo una reducción del gasto público social, en educación, vivienda, salud y previsión social incrementó la brecha entre los sectores acomodados y los desposeídos.

 Es así como en los 90´s se plantea el modelo de “Desarrollo Sustentable”, sin embargo en su primera aproximación como concepto hecha por el Club Roma en 1972, aludía al “vínculo entre crecimiento económico global y escasez de recursos naturales, en el informe Limits of Growt”. (Cárdenas, 1998). Aunque oficialmente el término aparecería hasta 1987, en el informe “Our Common Future”. Realizado por la Comisión de Brundtland, definiéndolo como: …“satisfacer las necesidades de la presente generación sin comprometer la habilidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.

Actualmente el proceso del DS continúa con paso firme en la búsqueda de abatir los desafíos planteados desde su gestación, otorgándole un peso fundamental a las políticas ambientales, pero sin descuidar el desarrollo económico y social. En ese sentido el DS es un reto importante para los estados de latinoamericanos y para todos los países del Tercer Mundo, para afirmarse en la dinámica global. Porque son precisamente estos países de donde se obtienen las materias primas y recursos naturales utilizados por los países industrializados el verdadero reto para América Latina es lograr un enfoque integral de desarrollo para afrontar las problemáticas de tipo socio-ecológico-económico antes mencionadas.


Generalizando un concepto del Desarrollo sustentable

Sin bien, hasta nuestros días existe una gran variedad de definiciones sobre el concepto de DS debido a la cantidad de enfoques con los que son abordados un mismo concepto, podemos afirmar que existen coincidencias y se puede apreciar que hay dos tipos de corrientes de pensamiento, una focalizada en los objetivos de desarrollo y otra interesada en el impacto perjudicial que causan las actividades humanas sobre el medio ambiente así como las medidas necesarias para contrarrestarlo. Es decir, la primera se preocupa por el desarrollo social y económico y la otra por el desarrollo de tipo ecológico. Para Cárdenas (1998), el DS adquiere diferentes connotaciones según su contexto, y considera que estás aproximaciones contribuyen a la maduración del concepto.

Para Saz (2008), el desarrollo sustentable (o sostenible) tiene un antecedente en ciertos economistas, preocupados por destacar la escasez de recursos como límites de crecimiento, señalado en la obra de Thomas R. Malthus Economics and Theory of Limits, “la población se incrementa geométricamente mientras que los recursos necesarios para alimentarla aumentan con mucho a una tasa aritmética, por tanto, es imposible mantener a toda esta población en continuo crecimiento”.

De acuerdo con Cárdenas (1998), el propósito del DS, este debe ligar directamente a la resolución de los problemas presentes de desigualdad y pobreza que afectan a la población, puesto que se relacionan con la degradación del medio ambiente. De esta manera, mientras exista más desigualdad en el reparto del poder y en el acceso a los recursos, como ocurre en muchos países en vías de desarrollo, mayor será la degradación y contaminación ambiental.

En términos sociales el desarrollo implica entre otras cosas, eliminar la brecha de desigualdad (económica y social) entre pobres y ricos, que exista la equidad de género y bienestar social. En un sentido ecológico es importante dar paso a una visión donde prevalezca una relación de armonía entre el ser humano y la naturaleza, una más cercana al principio de Wissenburg de Autolimitación, (Saz, 2008) donde el comportamiento exige una aproximación plural al fenómeno de la sostenibilidad ambiental.


Algunos modelos y estilos de desarrollo

El estilo ascendente se entiende como “un proceso de cambio en el seno de las estructuras sociales, culturales, económicas y políticas de los países periféricos”. Dicho proceso es caracterizado por dos tipos de penetración: una denominada difusión, referido a la ampliación del conjunto de actividades incorporadas al estilo. Y la profundización, donde cada actividad crecientemente se vuelve cada vez más homogénea. Es así como se generan diversas dinámicas que permiten desplazar, reemplazar, anular y sobreponer actividades, creándose nuevas actividades y desplazando o anulando otras que actuaban con los criterios, la lógica y la racionalidad del estilo suplantado (Gligo, 2007).

Posteriormente éste estilo de desarrollo derivaría en la expansión capitalista de los años 70´s y 80´s. Donde se impulsó la inversión externa para la producción industrial. José Joaquín Villamil argumentaba que la tecnología importada predeterminada por el patrón de consumo, el incremento de los costos sociales, el proceso de homogeneización cultural como reflejo de las necesidades de que las corporaciones transnacionales reorientaran la cultura local de acuerdo a su expansión industrial, y las contradicciones importantes de índole económica, social y ambiental (Gligo, 2007).

El criterio de sostenibilidad débil presta una atención especial a la cantidad de recursos transferidos al futuro sin darle demasiada importancia a la composición de éste (capital natural versus capital creado por el hombre), por tanto, presupone que un output constante de producción puede ser mantenido indefinidamente a través de la sustitución de capital natural por capital creado por el hombre. Siempre que el valor del stock de capital, independientemente de su composición, no decrezca con el paso del tiempo la sostenibilidad se habrá logrado. Por ello, los inputs de capital natural pueden disminuir siempre y cuando se incremente en igual valor los inputs de capital creados por el hombre. (Saz, 2008). Este modelo supone que la “innovación tecnológica” se encargaría de compensar las pérdidas del capital natural mientras sea sustituido por capital creado por el hombre. Y ese es justamente el principal argumento en contra de este modelo, esa “visión antropocéntrica del mundo con una elevada carga de optimismo dado que si hoy día no existe una perfecta sustitución entre ambos tipos de capital esto no plantea ningún problema técnico irresoluble” (Saz, 2008). Es por eso que pensar en modelo de desarrollo débil resulta riesgoso para el medio ambiente.

Sobre la viabilidad de un modelo de sostenibilidad fuerte analizado por Saz (2008), el cual considera que el capital natural (KN) y el capital creado por el hombre (KM) son complementarios y no sustitutivos, y que por tanto el capital natural debe conservarse y no sustituirse. Puesto que es el mismo capital natural quien juega un papel importantísimo para el medioambiente y la vida, es decir, el capital natural crítico (CNC). En términos ecológicos, éste modelo es mucho más generoso con la naturaleza en comparación con el modelo de sostenibilidad débil, el cual centra su atención en la producción a futuro sin tomarle tanta relevancia al papel que llevan a cabo los recursos naturales.

En la ética de la sustentabilidad, Guimarães reflexiona sobre los fundamentos que cimientan el paradigma de lo sustentable y, cuestiona claramente al economicismo, del cual considera se ha vuelto una ciencia que prepondera aquello que posea un valor monetario, “la economía necesita, al respecto, rescatar su identidad y sus propósitos iniciales. La economía ha dejado de estudiar los medios para el bienestar humano, convirtiéndose en un fin en sí mismo” (Guimarães, 2002). Desde esta visión no serviría de nada intentar refundar una sociedad nueva, desde la perspectiva de la ética de la sustentabilidad, en una sociedad que no esté interesada en la generación de crítica y preocupada más por la expansión de mercados impulsado por el desarrollo tecnológico y del crecimiento ilimitado, es decir individuos cada vez más alienados, a los que considera: “robots que buscan sin cesar la satisfacción de necesidades cada vez menos relacionadas con las necesidades de supervivencia y de crecimiento espiritual” (Guimarães, 2002).

Resumiendo, dentro de los aspectos positivos a rescatar en el estilo de desarrollo ascendente es que aparece como un proceso de cambio para los países en vías de desarrollo. Sin embargo, a la postre se derivaría en expansión capitalista y su dinámica de producción industrial ilimitada. Por otra parte, la principal limitación del enfoque de sustentabilidad débil es la visión superpositiva de suponer que la innovación tecnológica compensaría las pérdidas del capital natural. En el estilo de sustentabilidad fuerte se puede apreciar una concepción más responsable ambientalmente, al considerar al KN y KM como complementarios y no como sustitutivos. Así mismo el otorgarle una mayor relevancia al CNC. Por último sobre la ética de sustentabilidad se cuestiona a las sociedades actuales en la búsqueda de una perspectiva crítica para afrontar los problemas del medio ambiente.


Para transitar por un modelo alternativo desarrollo en el contexto mexicano actual

Para llegar a un modelo de desarrollo sustentable desde la inercia de la globalidad, en un país como el nuestro, habría que considerar varios factores determinantes en el contexto social mexicano (y latinoamericano). México, como casi todos los países de América Latina, es un estado-nación en vías de desarrollo con enormes desigualdades sociales, profundamente endeudado y sobrerezagado tecnológicamente, como ya lo mencionaba (sobre el estado latinoamericano) Guimarães (2002). En primer lugar haría falta que: se cambien las relaciones de producción capitalista, se disminuya la desigualdad social y una mejor distribución de la riqueza. También sería necesario que actuáramos sobre la demanda de los productos en lugar de incidir sobre la oferta como lo propone Urteaga (2011) en: Las teorías alternativas del desarrollo sostenible.

Tal como Harribey (1994) sostenía: “Se trata de reinventar un imaginario en materia de cambio social”. A este paso no podemos seguir con un modelo de desarrollo que se base en la producción de energéticos no renovables tales como el petróleo. Es por eso que se necesitaría mayor búsqueda y producción de fuentes de energía renovable, como la eólica, la energía solar y la mareomotriz. Es necesario seguir un modelo alternativo de desarrollo más justo socialmente y con énfasis en el cuidado del medio ambiente.

De acuerdo con Guimarães (2002) hoy en día nuestras sociedades están inmersas en un mundo cada vez más globalizado (o por lo menos la difusión de la ideología neoconservadora que sostiene la modernidad hegemónica), desde una perspectiva socio-ambiental solo cuentan con dos opciones. “O bien se integran, en forma subordinada y dependiente, al mercado-mundo, o no les quedará otra que la ilusión de la autonomía pero con la realidad del atraso”. Es decir, en el viejo modelo de desarrollo neoliberal dictado por la sociedad de consumo, donde lo primordial es el crecimiento económico y la producción, no se puede vivir de forma independiente al mercado-mundo sin caer en el retraso tecnológico. Por otro lado se hace evidente la imposibilidad de continuar con un “modelo de crecimiento económico ascendente e ilimitado” tomando en cuenta que cada vez se agotan más de los recursos naturales como fuentes no renovables de energía, y la flora y la fauna al mismo tiempo que se debilitan procesos para la estabilidad de los ecosistemas (Guimarães, 2002).

Históricamente, los países del tercer mundo se han visto en la necesidad de ingresar a la economía mundial a través de la exportación de productos primarios y de recursos naturales. Creando un círculo vicioso de dependencia de los países industrializados, en donde los primeros se vuelven consumidores de productos industrializados de los segundos. Estancándose en el no desarrollo, o desarrollo viciado.


Conclusiones:

En nuestro país es primordial disminuir la asimetría social, debemos aplicar gradualmente políticas de desarrollo que atiendan primeramente las desigualdades sociales, generar empleos, salud básica, para poco a poco tomar conciencia de las magnitudes de la problemática ambiental que podríamos afrontar (o ya estamos afrontando) como sociedad. Para muchas de las familias y personas que habitamos este país los temas relacionados con la cultura ambiental o el desarrollo sustentable a veces nos resultan secundarios y poco relevante, también dependiendo del contexto individual, pero generalizando, mientras más estemos informados sobre temáticas ambientales y de desarrollo, como sociedad es que podremos avanzar más firmemente, dentro de la dinámica de la globalidad.

A pesar de que en ese periodo se ha implementado un buen número de políticas de desarrollo a nivel mundial, que todavía seguimos en esa transición, queda mucho por avanzar. Por una parte los países industrializados continúan con el proceso de producción ilimitado y con ello el consumo de recursos naturales. Por otro lado, los países en vías de desarrollo se han preocupado más por la exportación de productos primarios y de recursos naturales. Dependiendo directamente del crecimiento de los países industrializados. Mientras continúen las profundas desigualdades sociales, rezago económico, y problemáticas ambientales, difícilmente se podrá hablar de un desarrollo sustentable profundo. Sin embargo se han sentado las bases del camino a seguir para lograrlo. Es importante que los gobiernos, en conjunto con las asociaciones civiles y las organizaciones no gubernamentales, se planteen mejores políticas ambientales y de mercado, a mediano y largo plazo.

Considero para pensar en un desarrollo sustentable efectivo resulta impensable seguir con el camino del modelo de desarrollo neoliberal, porque aunque es cierto que existe un crecimiento económico, las consecuencias ambientales son más que evidentes y preocupantes para las generaciones futuras. Es por eso que debemos ser capaces como sistema social de encontrar nuevos modelos de desarrollo o modelos alternativos de desarrollo. Si en México se implementara un modelo alternativo de desarrollo, sería necesario un enorme compromiso social, un verdadero esfuerzo como país, primordialmente que las personas encargadas de tomar las decisiones en materia ambiental, fomentando una cultura más ecológica que contribuya a la conservación de la naturaleza. 

El desarrollo económico y social no debe estar al margen del progreso ecológico, es indispensable para asegurar al ser humano un ambiente de vida y trabajo favorable y crear a las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida. El verdadero cambio se fundamenta en la construcción de un desarrollo integral u holístico, en donde distintos enfoques de pensamiento y acción se nutren unos de otros para unificarse por un “horizonte común” (Cárdenas, 1998) fundamentado principalmente en las perspectivas ambiental, económica y social. Para crear Políticas, estrategias y planes urbanísticos que contribuyan al progreso humano y fomenten la participación social y la conciencia ecológica. 

En un país como el nuestro, para atacar cuestiones sociales y el desarrollo económico, es necesario utilizar en lo posible a la ciencia y la tecnología para descubrir, evitar y combatir los riesgos que amenazan al medio, para solucionar los problemas. Debe existir una mejor planificación urbana para evitar repercusiones ambientales para obtener los mayores beneficios sociales, económicos y ambientales. Deberían destinarse recursos a la conservación y mejoramiento del medio, teniendo en cuenta las circunstancias y las necesidades especiales de los países en desarrollo y cualesquiera gastos que pueda originar a estos países la inclusión de medidas de conservación del medio en sus planes de desarrollo, así como la necesidad de prestarles, cuando lo soliciten, más asistencia técnica y financiera internacional con ese fin.

Para los países en vías de desarrollo, la estabilidad de los precios y la obtención de ingresos adecuados de los productos básicos y las materias primas son elementos esenciales para la ordenación del medio, se requiere tomar en cuenta tanto los factores económicos como los procesos ambientales. En México, aunque en cierto grado limitadas, considero que si hay las condiciones para un DS satisfactorio. Un ejemplo de ello son los más esfuerzos por impulsar las energías renovables (o alternativas) como la energía eólica en el caso de Tecate y en Valle de las Palmas donde las viviendas cuentan con paneles solares para producir energía eléctrica. Si bien no es suficiente, si están sentadas las bases para continuar con ese camino.


Bibliografía:

Cárdenas, L. (1998). Definición de marco teórico para comprender el concepto de desarrollo sustentable. Boletín INVI, vól 13. (Núm. 33), págs. 3-20. Santiago, Chile.


Del Saz, S. (2008). Medio ambiente y desarrollo: una revisión conceptual., Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, (Núm. 61), pp. 31-49. Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa. CIRIEC- España


Eguzki, U. (2011). Las teorías alternativas del desarrollo sostenible. 113 Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (No. 55), págs. 113-126. País Vasco, España.


Gligo, N. (2007). Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina, un cuarto de siglo después, parte I. Revista virtual Redesma, (Vol. Junio 2007), págs. 14-28, Bolivia.


Guimarães, R. (2002). La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. (CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Buenos Aires, Argentina:


Guimarães, R. (1994). Desarrollo sustentable: ¿Propuesta alternativa o retórica neoliberal? Revista Eure, Vol, XX, (No. 61), págs. 41-66, Santiago de Chile.


Gutiérrez, G. (2007). De las teorías del desarrollo al desarrollo sustentable. Historia de la construcción de un enfoque multidisciplinario. Trayectorias, vol. IX, (núm. 25), págs. 45-60, Universidad Autónoma de Nuevo León, México.


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