sábado, 23 de marzo de 2013

La Chona y la Meche & El Don Metiche


La Chona y la Meche
Nombree, imagínate, que estamos en medio de la tormenta vea, ya ves como se pone de llovido y eso en otoño, vientos, granizo, ¡que horror!
Ah pus haga de cuenta de que me había dicho la Meche: -Abrázame, Chona, ta´ ciendo mucho viento, tengo frío y esta pinchi lluvia ta muy gacha. Y ya pus, yo la abracé con mucha ternura, nosotras nos teníamos confianza machín.
Si a mi también casi se me para el corazón esa vez, de que estábamos muy lejos de la casa, allá por el Rancho No me acuerdo, no era la primera vez que nos escapamos a los pozos. Me acuerdo que hasta llevamos nuestros bikinis y todo. Hicimos con dos horas caminando.
A ella no le gustaba que nos vieran sus papás, en el ejido no están muy bien vistas esas cosas pues. Nombree, imagínate dos muchachillas agarradas de la mano paseando por el kiosko del ejido y luego enfrentito de la iglesia, sí, seguramente.
Yo le decía: Meche, ya vámonos flaquita, ta muy feo el cielo, mira, se está poniendo todo gris, todo feo, nos va a caer el aguacero, y pos a ver onde nos escondemos. Ella me decía que nos quedáramos otro rato, pero luego ya no hubo tiempo pa´ eso. Se soltó la tromba como dicen, se vino el diluvio, y con granizo.
Ya pa eso estamos abrazadas y me dice: Tú eres mi paraguas en la lluvia y te quiero gordis. Luego me soltó la mano y se echó a corres con una sonrisa maníaca. No pude alcanzarla para cuando le cayó el rayo.


El Don Metiche
Sí, sí me acuerdo de ese incidente, sería un mes más o menos, ¿no? No, pues las chavalillas aquí se la llevaban, paseando, jugando, se venían a veces en bicicleta, otras caminando.
Sí, Si me acuerdo bien. Seguido venían a chapotear en los pozos y bailar encueradas, muy raras las chamaquillas. No sé bien de ónde vendrían la mera verda´, por que no se miraban como de por aquí, si aquí todos se conoce. De algún ejido cercas yo creo.
Total de que ahí estaban las chavalillas, y que se suelta la lluvia bien recio, yo las estaba viendo, pero a lo lejos. Si estaba medio preocupado la verda´, pos no son los hijos de uno, pero de todos modos uno se preocupa, ¿vea? Y luego pus, uno nunca se espera que caigan rayos donde anda uno, ¿no?  A lo mucho uno viera pensado que se fueran a resfriar o no sé qué, pero pus luego andaban a raiz las chamacas y en calzones.
Cuándo oímos el trueno nos asustamos mucho, luego ya nos dimos cuenta que había caído cercas. Venía la más llenita cargando a la flaquita, pobresita, toda quemada.  Fue muy triste ver a la chavalilla toda chamuscada y a su amiguita llorando.  Ya nomás pudimos trasladarla a la clínica,  ya no supimos que más habría pasado.  No quisimos preguntar.  

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