jueves, 28 de marzo de 2013

Yendo al banco de esperma

Con los ojos fijos en el recipiente de plástico, en mis manos las revistas. Por más que intentaba concentrarme no lograba una buena erección, probé acariciándome el paquete.  Estaba como nervioso.  Era mi primera vez después de todo.  Seguí frotándome y entonces salió el chorro. Hubo risas.  No era líquido seminal lo que escurría sino un bebe muerto.

Me limpio el semen con una servilleta. La enfermera dice: -buen trabajo, pero intenta embarrar menos la próxima vez. Sonrojado afirmo con la cabeza. -Puede colocarse los pantalones de nuevo.  Me subo el cierre y le doy el frasco medio lleno. -¿Y cómo los mira? le pregunto tímidamente  -No tan bien como esperaba. Responde secamente y se va chancleando.  A los minutos llega un médico y me dice que relaje, que todo va a estar bien, antes de que entere siento un pequeño piquete de aguja, era una inyección.  Instantes después caigo en el sueño.  Despierto en la misma sala con los pantalones abajo y un dolorón en la entrepierna. -¿Y mis gónadas? exclamo. 

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